domingo, 25 de julio de 2010

ESTA LLOVIENDO

Es la 1:40 am en el reloj del pc. Estoy viendo Hannibal y esta lloviendo (Este es el tipo de cosas pendejas que se ponen en twitter pero, para que twitter si tengo blog).
Me gustan las noches lluviosas, y en general los días lluviosos aunque no siempre me gusta estar bajo la lluvia. A veces pienso que las noches lluviosas no deben ser muy apreciadas por los habitantes de la calle; pero creo que las noches bogotanas en general no deben ser muy apreciadas por los habitantes de la calle.
Pero a mi me gustan. ¿Por qué? Bueno, creo que el golpe continuo de las gotas en el borde metálico de la ventana me gusta, también me gusta arroparme hasta la nariz mientras oigo el tic-tac metálico de las gotas confundiéndose con el tic-tac del reloj de bolsillo en mi mesa de noche. Aunque puede que también me gusten solo porque sí.
El hecho es que me gustan. Y es extraño. Puede que a otra persona también le gusten pero puede que le gusten por otros motivos. O puede que le gusten por los mismos motivos pero no de la misma manera. Puede que mi gusto por las noches lluviosas sea tan único que sea algo extraño; así como el gusto de alguna otra persona por las noches lluviosas es tan único que llega a ser extraño.
Tan extraño como esto. Al fin y al cabo todos somos unos extraños tan extraños que somos extraños entre extraños. Extraños únicos. Tal vez por eso somos tan especiales.

viernes, 9 de julio de 2010

TODO POR LA PLATA

Siguiendo con nuestra presentación de la colección Primavera-Verano, inspirada en ese hermoso animal que es el camaleón, hoy les presentamos lo más reciente de nuestra colección; la pieza (in)titulada: Ingrid Betancourt: cómo ser idiota y tratar de estafar a un país en el intento.


La historia de esta pieza es bastante interesante. A pesar de haber sido confeccionada con telas nativas, siempre se creyó diseñada por Coco Chanel. No fue ampliamente reconocida hasta su triste confinamiento, y posteriormente fue mucho más conocida con su espectacular rescate del olvido.
Sin embargo, no habia dado muestras de todo su potencial. Ahora con su mas reciente giro estilístico quiere reinventar la moda sujeta a la premisa "cria cuervos y te sacaran los ojos".
En un inesperado giro, nuestra siempre variante pieza quiere marcar un hito en cuestión de cambios de pensamiento. Enarbolando los estandartes de la estupidez, la ineptitud, la codicia y la insensatez declaró: "Quiero dejar en alto el nombre de todos aquellos que haciendo caso omiso a alguna recomendación has sido victimas de algun atropello que pudo haber sido evitado si fueran un poco mas prudentes e inteligentes. Pero como la prudencia y la inteligencia no van conmigo, es mi deber acusar a todos aquellos a quienes pueda acusar y, de paso, asegurarme un buen billete en el proceso".
Ahora todos aquellos empleados ineptos que no atienden recomendaciones de seguridad y sufren accidentes laborales a causa de esto tienen su referente en la moda. La moda de culpar a otro y sacarle plata.
Señora Ingrid, desde el fondo de su corazón este blog lamenta su secuestro y rechaza este tipo de acciones en contra de usted o de cualquier otro ser humano. Tambien nos alegra enormemente que esté a salvo y en libertad; pero ya su señora madre jodió demasiado en este país como para que ahora usted se le una y empiece a joder tambien. ¿Por qué mejor no se va a Francia y nos deja tranquilos?

martes, 6 de julio de 2010

DE LA IGLESIA MARADONIANA A LA CIENCIOLOGÍA URIBISTA

Cuando uno se cree dios de sí mismo la cosa es hasta chévere. Le tiene que rendir cuentas a la propia conciencia, si ayuda al viejito a cruzar la calle lo hace porque se le da la gana y no para sobornar a san Pedro, cuando se alcoholiza y le quiere caer a la mejor amiga lo hace sin temor a irse al infierno, la posibilidad de sufrir de baja autoestima puede decaer, etc.
Pero cuando otros creen que alguien(y me refiero a un "alguien" humano) es dios la cosa ya no es chévere, es mas bien ridícula, incluso peligrosa. Porque las personas podemos influenciar y dejarnos influenciar de muchas maneras, podemos ser maestros y discípulos, podemos admirar y ser admirados. Pero en el punto en el que se endiosa o somos endiosados ya la cuestión se pone fea.



Miremos por ejemplo el caso más gracioso: Maradona. Este señor fue grande entre los grandes, tuvo la fortuna de dedicarse al fútbol y el talento necesario para ser un éxito. Pero su grandeza futbolística no lo excusa de llevar una vida pendenciera. Y esta bien, es su vida y ya vimos que uno puede ser dios de sí mismo, pero aquellos que lo ven como dios y hasta llegan a rezarle no ven fallo alguno en él. Y no lo ven no porque consideren que es su vida y allá él con lo que haga o deje de hacer, sino porque les parece que, por ser un dios para ellos, no importa lo que haga siempre estará en lo correcto.



Ese es, señoras y señores, el problema de los creyentes en dioses humanos. Para ellos todo vale, no por un criterio de libre expresión del individuo sino por una frase que los creyentes en dioses divinos usan con frecuencia: porque dios sabe como hace sus cosas, y ellos acatan y celebran ciegamente todo lo que su dios de carne haga.
Maradona no nos importa aquí mas que como referente introductorio. Al fin y al cabo lo que haga o deje de hacer no afecta en gran medida, excepto por los seguidores de la selección argentina. Pero hay otros casos de mucho más cuidado y más terroríficos: Hugo Chavez.
Para los que hacen uso de la mal llamada "perubolica" (digo mal llamada porque ultimamente hay canales de todo lado menos de Perú), es común ver, en alguno de los canales que aun no ha cancelado este señor, su habitual programa "Aló Presidente". Al cabo de ver unos minutos (si es que el televidente aguanta) este "programa", nos damos cuenta que estamos ante una reunión de sanación de algún centro de reavivamiento del espíritu santo. El señor este pronuncia dos palabras, echa uno que otro madrazo como si de un aleluya se tratase y todo el público presente aplaude, chifla, grita y alza los brazos cual comando cuando Millonarios hace un gol. Acto seguido suelta una verborrea digna de los hermanos Gasca, porque de la situación interna y externa del país poco se oye (o se oía, desde que mi papa actualizo la señal televisiva perdí la grata opción de seguirlo viendo), y el circo de aplausos y gritos continúa.
Me gustaría creer que las personas que asisten a ese programa como público reciben un "muy buen" incentivo económico por ir allá (tipo familias en acción), no porque sea mas correcto (porque amenazar a una familia con quitarle un subsidio si no va a una manifestación es un despropósito...esperen, ¿eso paso en Venezuela?) sino porque al menos salvaría la integridad mental de los asistentes.
A que viene todo esto se preguntaran ustedes. Viene a que el fin de semana pasado aquí en Colombia hubo un día de "marchas para agradecerle al Presidente". Cual caballeros de la Virgen de Fátima o peregrinos hacia la Meca, el pueblo colombiano saldría a agradecer el trabajo (por el cual se le paga) del señor Presidente. Algo así como si cuando uno se va a subir al transmilenio y lo encuentra, además de reluciente, adornado con encajes y moños y perfumado, le hiciera una marcha a la señora o al señor que lo aseó por cumplir maravillosamente su trabajo.
Por supuesto que sí alguien hace bien su trabajo hay que felicitarlo. De no ser así no habría premios Nobel, Oscar, Grammys, etc., pero ¿Una marcha? Aquí en Colombia la marcha a perdido su propósito para convertirse en el desfile de incautos que entra triunfante después del circo de pueblo que deslumbra con artificios y luces pero que trae al malabarista cojo y al mago enfermo. ¿Y todo esto por qué? Porque no se marchaba por alguien que cumplió o no su trabajo, eso era lo de menos. Se marchaba por alguien a quien los marchantes consideraban dios, el salvador de esta olla a punto de hervir. Tanto así que en las noticias un osado "cienciologo uribista" pidió, rogó por una alcaldía de su señor todopoderoso. Porque, si pudo con la guerrilla (cosa tan falsa como las bases de la cienciología "verdadera") podrá con la inseguridad y el metro.
Y es que endiosar a alguien no necesariamente es montarle iglesia, salmos, cánticos y estatuas. Es acatar todo lo que haga sin cuestionamientos, sin ser capaces de decir "lo hizo por...y esta bien por....y por..." ni de levantar una opinión en contra cuando hace algo mal o rechazar toda contraposición porque "son de terroristas vestidos de civil herejes".
Cuando los dioses mortales consiguen creyentes abnegados son imparables, y consiguen que un gol hecho con la mano sea glorificado como un estandarte de habilidad y no como una infracción, consiguen que un departamento corrupto intercepte medio país y no pase nada porque para tapar todo eso (y mucho mucho más) esta la operación jaque, consiguen que un pueblo entero pase hambre mientras ellos amenazan con sukhois.
Pueden haber sido grandes, eso no se les va a negar aquí, pueden haber hecho cosas muy buenas, pero también se han equivocado como humanos que son e incluso han ido más allá y han cometido errores o astucias que conllevan a desastres; y como este no es el conocido "el que peca y reza empata" no hay motivo para creer que todo lo que hacen lo hacen "porque ellos saben". Esta bien admirar y enaltecer las buenas acciones pero no sin antes haber cuestionado y castigado las malas. Si algo nos ha enseñado la historia es que los hombres aclamados por las multitudes pueden ser capaces de cosas muy pero muy malas...y también pueden, después de haber sido héroes, caer hasta lo mas bajo que sus terrenales cuerpos permitan.


sábado, 3 de julio de 2010

EL DÍA EN EL QUE LA INCORRECCIÓN LE GANÓ A LA RAZÓN

Oficialmente, esta vaina estuvo muerta durante unos 5 meses. Y no les voy a mentir. No estaba en un retiro espiritual, no estaba encontrándome a mi mismo, ni redireccionando el barco, y mucho menos estaba ocupadísimo con estudio o trabajo. No escribía porque no se me daba la gana. Aunque esta es como una meta-explicación. La mayoría del tiempo no se me ocurría nada; cuando se me ocurría algo no me parecía interesante...y cuando finalmente se me ocurría algo interesante pensaba: ¿Que demonios le interesa a la gente que yo le diga esto?
Y he ahí el problema. Evidentemente a nadie le interesa lo que se publica en un blog como este, sin temática, sin rumbo y sin nada bueno que decir. De aquí no va a salir una Critica ni una Intempestiva; lo mejor que podrán encontrar sera, a lo mucho, un pajazo mental del autor.
Sin embargo, el escribir y decir pendejadas es todo un arte, y si alguien como Jaime Bayly puede, ¿Por qué yo no?
Obviamente no es mi meta ser Jaime Bayly. Para esto necesitaría una lobotomía o, en su defecto, ser uribista. Pero dado que en el país se ha desatado un boom de la moda camaleónica en lo que los expertos han llamado un hermoso collage con retazos de piel de lagarto cocodrilo (a.k.a. unidad nacional), pues yo también quiero unirme, como buen colombiano que se sube al bus de la victoria, a la moda del travestismo(en este caso (pseudo)intelectual); y quiero seguir escribiendo las bobadas de siempre pero con nuevos visos de importaculismo. Al fin y al cabo, si a nadie le importa vivir llevado del putas (y lo demostramos en las elecciones pasadas, no solo con lo elegido sino con el abstencionismo) ¿Por qué me va a importar a mi lo que se piense de lo que escribo?
Este es un blog idiota, y como tal no se hace responsable de sus actos y nadie lo va a culpar por eso, porque a los idiotas todo se les perdona (incluso hasta llegan a ocupar altos cargos públicos y tienen programas en tv). Pero el pobrecito no se había dado cuenta de sus falencias mentales. Si pasan otros 5 o 10 meses sin que salga nada nuevo no se preocupen, seguramente tendrá conflictos internos entre escribir cosas inteligentes, cosas idiotas o cosas idiotas que parezcan inteligentes, o todo del mismo modo en sentido contrario; o seguramente le dio otro arrebato y no se le da la gana de escribir nada de nuevo.
Así que ahora, con más pasión y menos técnica (donde había oído eso antes) aquí estamos más incoherentes que nunca (si no lo creen, encuentrenle sentido a este post); y como diría Homero Simpson en una critica gastronómica: Pudrete Flanders! Bon appétit.